Jornada extensiva: made in Spain
A Günter le ponía los pelos como escarpias nuestra nacional jornada extensiva y la completa descoordinación irracional entre los quehaceres humanos nacionales.
En este país hemos alcanzado la conciliación entre la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Podemos estar en dos sitios simultáneamente siendo, como parece que somos, estructuras más complejas que electrones, quarks y demás cositas invisibles. Esto es, podemos estar simultáneamente en el banco y trabajando; en el médico y trabajando; en la peluquería y trabajando…o no estar en ninguno de los dos sitios a la vez y estar en un tercero, ignoto e impredecible.
Ejemplos.
Los niños entran al cole a las 9:15 y yo entro a las 09:00. ¿Quién llega tarde? Un servidor y otros cientos que nos apelotonamos en la carretera. Entre atasco, despiste, incorporación antireglamentaria y demás, la hora extraoficial de entrada no es nunca antes de las 9:30. Nada, una tontería que Günter no era capaz de procesar.
¡Dos horas para comer! Sí, Günter, dos horas para comer y, a primera hora, el desayuno. Y a media mañana, el tradicional almuerzo. Nuestras vidas son los bares, donde se va a comer y a discutir. «Pero, ¿quién trabaja?» Todos, Günter, todos trabajamos.
Los niños salen del cole o al mediodía (el Insti es lo que tiene, conciliación) o a las 16:30. ¿Quién recoge a los niños? ¿Qué hacen en casa solos? No problema, modelo nacional: o contratas a una cuidadora (interin o outsourcing, usted elige) o tu mujer deja de trabajar. «Eso es machismo». Pobre Günter. No ¿Machismo? No, economía doméstica «made in Spain». Es una gestión avanzada de los recursos. Nuestra aportación desinteresada a los nuevos modelos de management. ¿Machismo? ¿Nosotros?
Si eres mando intermedio con poca ambición y mucho sentido del riesgo, a eso de las 19:20 empiezas a hacer como que te marchas. Te haces transparente y rezas, si crees o puedes, para que tu superior jerárquico no te vea a través de las persianas venecianas. Él, el superior digo, suele llegar más tarde que tú. Es un acuerdo tácito y no verbal. Ellos (pls, léase en neutro. WordPress no me permite el número de caracteres necesarios que el lenguaje políticamente correcto requiere del tema) llegan más tarde para que salgas más tarde. Es lógico. Puedes sufrir al superior con el síndrome del exiliado doméstico. Esto es, extenderá la jornada hasta que los niños estén bañados, cenados y casi acostados. Es ese momento mágico en el que se pone creativo, reorganiza las agendas o, prebenda de los jefes, se complica lamentablemente la vida de tal manera que no le queda más remedio que seguir trabajando hasta tarde…inútilmente.
Renglón aparte merecen los consultores. Esos están hechos de una pasta especial. Su dudosa contribución a la riqueza nacional está perfectamente compensada con una vocación envidiable por sufrir y compensar el sufrimiento propio y ajeno con algo inexplicable para el común de los mortales: más trabajo y mas responsabilidad.
¡Ah! 21:00 horas. Llegas a casa. Ella llega a casa. Expresión bovina ambos, un par de presentaciones de powerpoint describiendo la jornada, besos a los niños, alguna serie alienante de adolescentes con treinta y cinco años en celo permanente, un ratito para contestar correos y, ¡ála!, ya hemos conciliado. Bueno, breve y esporádicamente, pero se concilia.
Ahora, en serio. Es necesario abordar, cuánto antes, un cambio en el modelo de jornada.
Es a todas luces irracional este modelo nacional de jornadas extensivas como la Mesta castellana.
No soy quien para aportar solución a tan complejo problema pero, leñe, creo que ya está bien de ser un país con la productividad bajo mínimos y con uno de los peores ratios de conciliación.
Yo, que no soy de bares, ni de cañitas, ni de largas y tediosas charlas vacías en locales donde es imposible hablar, ni de fines de semana de turismo cutre y esquizoide, quiero tiempo para descansar, para estar con mis hijos, para leer, para escuchar música, para pasear, para ser más productivo, para hablar con mi compañera, para no hacer nada, para estar más formado, para ser más persona…
Realmente, ¿producimos todo el tiempo que trabajamos?
Realmente, ¿todo tiene que suceder a las 09:00?
Realmente, ¿tengo que ir al trabajo o puedo quedarme en casa y organizarme?
¿Es posble la planificación o confundimos el desorden y el caos con la creatividad nacional?
¿Podré llegar a casa las 17:30 sin estar desempleado?
Recuerdo a Günter, pobre. Siempre decía lo mismo, con su acento bávaro. «Si estás en el trabajo más tiempo del que corresponde (en su caso, las 17:00 horas) o estás en un puesto inadecuado y no puedes cumplir eficientemente tu trabajo o te han asignado más trabajo del que te corresponde y deberían contratar a otra persona». Günter, este modelo es inaplicable en un país como el nuestro. ¿Recuerdas lo del máximo nivel de incompetencia? ¿Sí? Pues estuvimos a punto de incluirlo en el convenio de «alta dirección»».
¡Bravo, sublime! Estas cuestiones se las plantea hoy en día mucha gente, pero ya se sabe la disposición de las empresas para hablar con sus empleados (hablar no es reunirse con el sindicato).
Saludos.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones, pero yo dividiría en dos grupos las empresas en España según su actitud en este sentido.
Por una parte, las empresas multinacionales, que permiten la conciliación familiar y hacen jornada intensiva los viernes para poder dedicar la tarde del viernes a la familia; además, se preocupan por sus trabajadores mediante las entrevistas de desarrollo, para conocer las aspiraciones, problemas y situaciones de cada uno. Y así, una serie de seguimientos que motivan al trabajador, directivo u obrero.
Por otra parte, la empresa familiar, pequeña o mediana, normalmente dirigida por la segunda generación de la familia en cuestión y que ejercen en el ambiente una cierta presión implícita que obliga a sus empleados a que calienten la silla de lunes a viernes hasta las nueve de la noche aunque no estén siendo productivos.
La falta de profesionalidad y de dirección y gestión de personal en nuestro país está aún muy lejos de equipararse a otros países europeos. En España aún hay mucho caciquismo y eso llevará tiempo.
Estoy de acuerdo aunque hay muchas multinacionales donde las «jornadas extensivas» forman parte de su cultura. ¿Quién enseña a las pymes cómo gestionar adecuadamente sus recursos humanos? ¿Un empleado al que no veo? No me fío. Y ¿quién le explica al empresario que se puede medir la productividad sin ser una cuestión emocional? Nadie. El mismo valora su trabajo y su empresa desde un punto de vista emocional, no profesional.
Muchas gracias por tu aportación. Un saludo.
Muy buenas:
Verónica, eso de la empresa multinacional que se ocupa del empleado es un mito. No todas las empresas multinacionales lo hacen, y conozco ejemplos de tres o cuatro que ejercen presión implícita y explícita en sus empleados para que no se levanten de la silla. En cambio, he trabajado en empresas nacionales donde no existía tal presión.
Yo creo que el enfoque correcto, allá donde se pueda (y hoy en día cada vez es en más sitios), es el trabajo por objetivos. Un horario es instrumento absolutamente artificial que sólo permite medir la cantidad de horas, pero no su calidad. Es normal que a muchas empresas se les llene la boca con los objetivos, que se traduce en lo siguiente: «Tienes un horario mínimo de ocho horas, a partir de las cuales tienes que dedicar todo el tiempo que sea necesario para cumplir los objetivos.» Además, no es infrecuente que estos objetivos sean vagos, estén mal definidos o simplemente no existan, lo que constituye una excusa perfecta para atizar al empleado con incumplimientos de todo punto indemostrables.
Saludos.
Excelente post! A ver si, poco a poco, se van racionalizando estos horarios…
Completamente de acuerdo…
Considero que el problema, es que estamos metidos en una espiral absurda, que nos hace ser cada vez menos productivos.
En un horario laboral de 9 a 19 horas con 1 hora para comer (L-J) y 8-15 (V), TOTAL 43H semanales. La situación que he vivido durante muchos años es la siguiente:
Los jefes llegan tarde y se quedan hasta tarde, provocando que sus subordinados echen mas horas…
Pero los subordinados comienzan a llegar más tarde (teniendo en cuenta que salieron tarde el día anterior, es lo más lógico), y cuando llegan se van a tomar café… (EL TRABAJO EFECTIVO COMIENZA A LAS 10)
Cuando llega la hora de la comida, se alarga todo lo posible (total, sabemos que nos vamos a quedar hasta tarde), en lugar de 1 hora para comer se acaba tardando casi 2 horas.
Esto sin contar con los tiempos de «los cafés», que en lugar de ser de 10′ suelen alargarse a los 15 o 20.
Claro al final se sale a las 20:30 a 21.00… desde las 10 y teniendo en cuenta las 2 horas de la comida, resultan unas 8,5h de trabajo «efectivo» (sin descontar los cafés más extensos de lo normal)
Para acabar la semana los viernes NADIE entra a las 8… aunque si se sale a las 15h. no se trabaja más de 6 horas (con extensa parada para tomar un pincho). 6 horas o menos de trabajo efectivo
En resumen, más horas perdidas, menor productividad, peor humor,…
Y lo peor de todo esto: Cuando alguien pretende hacer EL HORARIO OFICIAL (9-19, con 1 hora para comer), el resto (no solo el jefe) le mira mal por salir a las 19:00h. Quizás es envidia ;-P